El pie del adolescente y del adulto
Las alteraciones que puede sufrir el pie a estas edades son muy variadas. Dejando aparte las alteraciones biomecánicas ya mencionadas son muy frecuentes las uñas incarnadas, verrugas, hongos, hiperqueratosis (durezas), helomas (callos), dedos en garra, en martillo, juanete de sastre, hallux valgus (juanete) etc.
El tratamiento de la uña incarnada puede consistir en la reeducación de la uña, si esto no es posible, recurriremos a la cirugía. El paciente debe evitar la aparición de este problema cortándose las uñas siempre rectas.
Para las verrugas el profesional dispone de métodos muy variados y efectivos, tanto químicos como quirúrgicos.
Las durezas son siempre consecuencia de una alteración biomecánica o morfológica y normalmente desaparecen con soportes plantares adecuados. Debe descartarse el uso de callicidas y el tratarse uno mismo, sobretodo en el caso de pacientes diabéticos o con problemas vasculares.
Los callos pueden estar ocasionados por el roce del calzado o la deformación de los dedos, y hay que valorar la causa que los provoca. Un calzado adecuado puede evitar su formación.
También pueden aplicarse otros tratamientos como las siliconas que nos permiten realizar ortosis de tipo “paliativo”, simplemente protectoras o “equilibradoras o correctivas”, obligando a los dedos a adoptar una posición correcta.
Como tratamiento definitivo existe la cirugía que puede realizarse también con anestesia local.
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